No se ni cómo sucedió,
eso de mirarte y desearte tanto,
eso de recostarnos a solas,
eso de conversar temas y besarnos en la frente,
y la música, la música tan nuestra.
Tus ojos son como mis alas
me llevaron a un mundo que añoraba.
Me ahogo en la culpa de no tenerte
de que deba dejarte como a todos.
Nos despedimos con una mirada
sonrisas y un hermoso paisaje,
fueron como horas de no pertenecer
horas de ser solo tuya, horas de no temer.
Nos perdímos en inhóspitos glaciares,
hasta tomé sopa picante y coexistimos en instantes.
Me has causado este insomnio,
me has causado lo que yo mismo provoqué...
Y es el demonio de pertenecer a otro,
el mal de no ser libre para tí,
es eso lo que envenena tu recuerdo